OZZY OSBOURNE - ORDINARY MAN

Ozzy Osbourne no necesita presentación. El padrino del Heavy Metal ha lanzado hoy, tras meses de espera, su nuevo disco, Ordinary Man, varios años después de su despedida con Black Sabbath, que culminó con el álbum y DVD en directo The End. Desde hace más de un año, además, se encuentra inmerso en la gira de despedida No More Tours 2, la cual sí parece definitiva (especialmente si tenemos en cuenta el estado de salud del cantante, que le ha hecho cancelar y retrasar multitud de conciertos).




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Este nuevo LP comienza con el single "Straight to Hell", con un sonido que recuerda enormemente al álbum 13 de los Sabbath aunque de mayor tempo. Duff McKagan (Guns N' Roses) realiza, en este corte en particular y a lo largo del álbum en general, un espléndido trabajo a las cuatro cuerdas, sonando muy limpio y potente a la vez.

"All My Life" comienza como la típica canción lenta de Ozzy, recordando a clásicos como "Mama I'm Coming Home", pero en cuanto entra la distorsión de la guitarra de Andrew Watt para el estribillo, se concierte en un corte más pesado de puro Hard Rock.

Golpes de batería y una voz distorsionada. No, no se trata del clásico "Iron Man" de hace casi medio siglo, sino de "Goodbye", la tercera canción de Ordinary Man. Nuevamente, se intercalan secciones lentas con guitarras limpias con partes más pesadas, eléctricas y bastante veloces, ideales para uno de los movimientos preferidos de los metaleros: el headbanging.

"Ordinary Man" trae la primera (y mejor) colaboración del disco homónimo. Nada más y nada menos que Elton John, una de las figuras más importantes de la historia de la música. Se trata de una preciosa balada en la que destacan el piano de Sir Elton y la letra, acerca de la fama propia de estrellas como estos dos cantantes ingleses.

De ejecución lenta y con un pegadizo estribillo, a pesar de la tristeza abordada en la letra, es "Under the Graveyard", el primer sencillo que se publicó del álbum, allá por el mes de noviembre. Superada la mitad de la canción, viene un acelerado puente que vuelve a introducir el estribillo, más largo y decorado con florituras en la guitarra.

Ozzy, como muchos cantantes de Hard Rock y Heavy Metal de su generación, viene del Blues, sabiendo tocar la armónica, como ha demostrado anteriormente y como hace en "Eat Me", quizá el tema que más suene al primer Black Sabbath, con riffs más blueseros dotados de la distorsión que les otorgó Tony Iommi hace cincuenta años. A riesgo de sonar repetitivo, debo volver a elogiar el bajo de Duff McKagan; creo que el cantante de Birmingham no colabora con un bajista de tanta calidad desde los tiempos de Robert Trujillo.

Regresando de este pequeño viaje a tiempos pasados, "Today Is The End" ofrece un Metal más moderno, bastante en la línea de la evolución que ha seguido Ozzy en su larga carrera en solitario. El estribillo es mucho más melódico que las demás partes de la canción, lo que provoca un contraste continuo que, independientemente del  gusto del oyente, no dejará indiferente a nadie.

"Scary Little Green Man" repite, al principio, la fórmula de la ya comentada "All My Life", empleando ahora unas guitarras iniciales con un sonido con reminiscencias ochenteras. Llaman la atención en este corte pequeños fragmentos con influencia Funk (tal vez fruto del batería del álbum, Chad Smith de Red Hot Chili Peppers) y el uso de voces electrónicas y distorsionadas, casi robóticas, que, en lo personal, me recuerdan a su himno "No More Tears" y a las canciones típicas de P-Funk.

Una letra agónica sobre una música extrañamente tranquilizante es lo que encontramos en "Holy For Tonight", un tema que inaugura la recta final del disco y que suena a la despedida definitiva que parece que son este LP y esta gira. Mucho más acelerada es "It's A Raid", consistente en un Rock And Roll veloz, desenfadado y distorsionado en le que colabora el trapero Post Malone, realizando ambos un excelente trabajo vocal (lo cual supone una más que agradable sorpresa dado que no soy aficionado a Post Malone).

Ozzy Osbourne, en mi opinión, no aplicar el poder de la frase "lo mejor para el final" en este trabajo. El corte final de este es "Take What You Want", un tema de hip-hop contemporáneo con Travis Scott y Post Malone que intentan salvar la voz de Ozzy y el solo final de Andrew Watt.

Se trata, en conclusión y si exceptuamos la última canción, de un magnífico disco que suena fresco y nuevo a la vez que se deja influir por los patrones y temas clásicos que hicieron de Ozzy Osbourne una de las voces más reconocidas y reconocibles del Rock y el Heavy Metal (aunque la polémica y la controversia también le hicieran ganar fama).


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